Los narcisistas tienen una manera muy peculiar de tratar a sus víctimas, para ellos son elementos en los que han invertido tiempo, dinero y esfuerzo. Es ridículo para una persona normal como tú pensar en cuánta comida has gastado para alimentar a tu pareja, o cuántas veces te desplazaste para irla a recoger de la Universidad. Aunque te parezca extraño, ellos piensan todas esas cosas, calculan cada segundo en que respiraron junto a ti y piensan cobrarlo de alguna manera. No eres una persona, eres una inversión y como tal debes rendir.
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Como toda persona fuera de balance emocional, el narcisista sentirá placer al descartarte, pero no querrá que nadie se te acerque. Ni de él ni de nadie, o ni de ella o de nadie. Son personas que provocan mucho daño a través de su comportamiento, ya que ni te deja sentirte libre, ni te deja sentirte amada/o.
Puedes escuchar las cosas más incoherentes o cínicas del planeta, como que al momento del descarte te amenace con que no des rienda suelta a tu vida, porque él o ella podría volver en cualquier momento y te necesitará libre. Más disonancia cognitiva que esa es imposible, pero lamentablemente es la disonancia que transfiere a su pareja, quienes se sentirán descartados pero rehenes aún bajo la amenaza o promesa de su posible regreso. Sentirse observada/o, controlado/a es algo muy desestabilizador.
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Ese es el sentimiento que recorre la persona descartada, una mezcla de dolor intenso, esperanza fundada en una supuesta promesa de regreso y miedo de sentirse realmente libre y que las consecuencias sean funestas.
Un combo de emociones que requiere de atención inmediata para que no afecte la salud en general.
Tu puedes ser suficiente, no necesitas someterte más.
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