Todo cambia incluso lo inanimado.
El tiempo es como el viento, no lo puedes ver, pero deja secuelas a su paso. Modifica, desgasta, cambia las cosas o personas de lugar.
La mente es como las dunas de arena, está en permanente movimiento y es natural de ella cambiar de sitio, de volumen, de forma.
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El cambiar de parecer no es una disonancia, es simplemente parte del proceso de maduración.
Muchas veces se defiende lo que ya no es, simplemente son estereotipos grabados en nuestra memoria.
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Es importante aceptar el cambio, despegarse, soltarse, ser uno mismo en esencia en cada momento aunque tus pensamientos y sentimientos jueguen a las escondidas como el viento.
Autor: Adriana Muñoz / Dra. Amor y Vida
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