No es raro, es más común de lo que crees. La víctima de un narcisista es generalmente una persona empática, alguien que se preocupa por hacer sentir bien a los demás, les comprende, y ayuda a superar los inconvenientes de la vida.
El narcisista disfruta y aprovecha esas cualidades del empático para retroalimentarse, lograr suministro de afecto, energía y validación.
El empático sufre y se degrada permanentemente, intenta saciar la sed de atención y afecto de su pareja, desgastándose en vano y asumiendo todas las culpas de lo que no ha salido bien en cualquier área o aspecto.
Pero llega un momento que la persona empática está tan disminuída, su autoestima está tan baja, que comienza a necesitar y a buscar la misma validación y afecto que el narcisista.
Sin duda que es una relación extremadamente tóxica, muchas veces letal, que genera una confusión emocional y de creencias muy grande llamada disonancia cognitiva.
Para poder independizarte de esa tela de araña requerirás de apoyo, de asesoramiento profesional, elevar tu autoestima y crear una nueva vida para ti a partir de tu decisión de mantenerte íntegra.
No busques venganza, ni reclames amor, no generes rencor ni odio, solo armoniza tus emociones y tu espíritu para dirigirte hacia un futuro mejor de libertad.
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