Elena se miró al espejo y sonrió. Se sentía radiante y feliz. Había logrado superar una relación tóxica con un narcisista que la había hecho sufrir durante años. Gracias a la ayuda de la Dra. Amor y Vida, había recuperado su autoestima y su amor propio. Había aprendido a valorarse y a respetarse como mujer. Había descubierto su potencial y su pasión.
Hoy era un día especial. Iba a celebrar su cumpleaños con sus amigas en un restaurante elegante. Se había comprado un vestido nuevo, de lunares blancos y rojos, que le quedaba perfecto. Se había puesto una capa blanca que le daba un toque de sofisticación. Se había maquillado con delicadeza y se había peinado con gracia. Se sentía realizada, segura de sí misma y hermosa.
Salió de su casa y caminó hacia el taxi que la esperaba. El conductor la saludó con cortesía y la felicitó por su aspecto. Elena le agradeció y le dio la dirección del restaurante. Durante el trayecto, miró por la ventana y admiró la ciudad. Se sentía agradecida por todo lo que tenía y por todo lo que había logrado. Se sentía orgullosa de haberse liberado de un ser que no la merecía y que no la amaba.
Llegó al restaurante y se encontró con sus amigas, que la recibieron con abrazos y besos. Todas le dijeron lo guapa que estaba y lo feliz que se la veía. Elena les contó lo bien que le iba en su trabajo, en su hobby y en su vida personal. Les dijo que habiendo sanado por dentro en un proceso lento pero efectivo y logrado superar su trauma, había conocido a alguien que la trataba con cariño y respeto. Les dijo que estaba enamorada y que se sentía correspondida.
Sus amigas se alegraron por ella y le desearon lo mejor. Le dijeron que se lo merecía y que era un ejemplo de superación y fortaleza. Le dijeron que era una mujer maravillosa y que tenían mucha suerte de tenerla como amiga. Elena se emocionó y les agradeció sus palabras. Les dijo que ellas también eran unas mujeres increíbles y que las quería mucho.
Brindaron por Elena, por su cumpleaños, por su felicidad y por su amistad. Disfrutaron de una cena deliciosa y de una conversación animada. Rieron, recordaron, compartieron y soñaron. Elena se sintió plena y feliz. Sabía que había tomado las mejores decisiones y que había encontrado su camino. Sabía que era una mujer realizada, feliz y segura de sí misma.
¿Qué te parece la historia? ¿Te ha gustado?, Elena había recuperado su autoestima y su amor propio. Había aprendido a valorarse y a respetarse como mujer. Había descubierto su potencial y su pasión. Tú también puedes lograrlo.
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