Hoy te voy a contar una historia inédita, que a nadie le he contado. La he mantenido en secreto por muchos años, pero ha sido una experiencia de consultorio inolvidable.
Tenía sentada ante mi a una hermosa mujer madura, con una tez blanca aterciopelada, ahogada en el humo de su cigarrillo. (en aquellos tiempos se permitía fumar).
Tenía un gran problema existencial y otro gran problema muy terrenal.
Siempre estaba melancólica, semi apática. No se llevaba bien con nadie y mucho menos con ella misma.... Se enredaba en historias tormentosas mezcadas con dulces nostalgias de momentos puntuales en los que se había sentido amada. Repito, era muy hermosa, con un aire de Audrey Hepburn y una fineza exquisita.
Esta mujer me relató su drama personal con los detalles de una novela de Corín Tellado y sus historias de amor eran tan inconsistentes como increíbles. Allí, embuída en aquella historia descubrí por primera vez hasta dónde llegaba la distorsión emocional de una persona y cómo la baja autoestima destruiría toda posibilidad de placer y/o felicidad.
La princesa encantada de aquella historia de diván, destruiría para si toda posibilidad de felicidad y armonía no solo para con su marido, sino también para con su amante.
Si te gusta esta historia, no te pierdas la segunda parte.
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