Las relaciones más apasionadas y exitosas en los primeros momentos, suelen sorprender a todos con un matrimonio decidido rápidamente y lleno de fervor. Se presentan como esa clase de relaciones que todas y todos quisieran tener, las relaciones que parecen salidas de una película de cine romántico. Usualmente bellos, seductores, llenos de vida, inteligentes y exitosos se convierten en la pareja perfecta para imitar.
A pesar del gran rating en su vida social, estas parejas suelen terminar más rápido que la media normal. Te gustaría descubrir porqué? Permíteme que te lo explique:
Usualmente uno de los integrantes de la pareja ha disfrutado al máximo de la atención e idealización de su pareja. Mientras no convives, no conoces realmente cómo es el otro. Mientras no convives, existen momento de desconectarse, de enfriar el mal humor y no tienes presente las costumbres y hábitos del otro. Cuando comienzas a convivir, empiezas a tener una percepción amplia de todos estos factores y la película romántica puede comenzar a dar un giro hacia el drama en ciertos casos.
Es muy probable que alguno de estos integrantes sea narcisista y luego del período de enamoramiento y seducción, comience la etapa de la manipulación, el excesivo reclamo de atención y reivindicaciones individualistas. También pueden surgir los choques de organización y disciplina, en los cuales habrá siempre uno que lleve el control y la observancia de cada decisión o acción.
Las parejas jóvenes no están acostumbradas a obedecer a otros jóvenes, y sienten que para ello se hubieran quedado con sus padres. Lastimosamente cuando no existe flexibilidad, los platos se quiebran y empiezan a surgir ofensas irrespetuosas que crean brechas difíciles de cerrar.
Como el o la narcisista carece de empatía, no tiene capacidad de ponerse en el lugar del otro y por ende no le comprende ni siente piedad ante las escenas de llanto o dolor. Una parte se siente diezmada y la otra parte comienza a abusar.
Perdida la idealización de su pareja, el o la narcisista, desconforme con las costumbres del hogar, y sintiendo rechazo por las obligaciones propias de una pareja, comenzará a descartar la relación, muchas veces sin que el otro se de cuenta. Son los clásicos relatos de aquellos y aquellas que no entienden porqué les dejaron las maletas en la puerta y un frío abogado les llama al día siguiente.
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