Sumamente fogosa, apasionada, intensa, se crea una dual unión en donde los dos son uno, no se diferencian. La parte oscura es cuando se comienza a competir o a celar, es donde se rompe el sello mágico.
La agresividad tiñe de oscuridad ciertas etapas de la relación y la tristeza se apodera de otros. Suelen ahogarse en el mismo pantano y luchan en la misma batalla.
Uno siempre será más inteligente que el otro, pero no siempre el más astuto. Los ardides se tejen en secreto a veces ocultos para sus consciencias.
Los juegos de poder y lujuria se entrelazan como en una película americana, con el tono lúgubre de un drama europeo y una cándida ambientación de toque asiático.
Difícilmente se llega a un final feliz, aunque algunos lo logran, limando aristas y bajando sables para no cortarse en el abrazo final.
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