El primer síntoma del agotamiento emocional es la fatiga, la cual se presenta como fatiga física y mental. Esta fatiga es el producto de mucho tiempo de presiones, obligaciones, responsabilidades, sufrimiento emocional y físico, demandas sin resolver, una balanza desequilibrada entre lo que das y lo que recibes, etc.
El segundo síntoma es la apatía, el no sentir ganas de hacer, no tener ganas de despertar cada día, por falta de fuerzas para enfrentarlo y vivirlo.
El tercer síntoma es la pérdida de foco y falta de atención. No logras concentrarte lo suficiente en lo que deberías estar atendiendo. Mientras te hablan o estás siguiendo un programa, no logras enfocarte en ello, estás como distante, tu mente no presta atención a eso. Las palabras no quedan guardadas, no fijas detalles.
El cuarto síntoma es cambios de humor. Puedes fastidiarte con rapidez si alguien te molesta o simplemente te está pidiendo que actúes. Las actividades regulares de tu hogar o trabajo se vuelven una molestia constante.
El quinto síntoma es inoperancia. Te deslindas de toda responsabilidad, no produces, no reparas, no organizas, no estructuras.
El sexto síntoma es problemas del sueño. Aunque te sientes agotado no puedes dormir de un tirón, lo haces de a ratos y mal. Sufres de angustia y desesperación cuando ves que el tiempo pasa y no aprovechaste la noche con verdadero descanso.
El séptimo síntoma son erupciones en la piel o herpes. Ese estado de fatiga emocional constante logra bajar tus defensas, tu sistema inmunológico comienza a desmantelarse y no puede continuar con el mecanismo de encapsulación de los antígenos que has contraído durante tu vida. Los antígenos se liberan y vuelven a infectar tu organismo. Los más comunes son los herpes, tanto sea labial, genital o zóster (culebrilla) También puedes sufrir de un proceso opuesto, una exacerbación de tu respuesta inmunitaria, sufriendo de diversas alergias en la piel o episodios de psoriasis.
El octavo síntoma si no sales de este proceso a tiempo es la depresión, comienzas a sentirte bueno para nada, tu autoestima se desploma y sufres en silencio, muchas veces aislándote de todo y todos.
Soluciones? Buscar ayuda psicológica es prioritario, así como: Hacer tiempo para ti. Seleccionar las actividades por orden de importancia. Restablecer relaciones contigo mismo y con los demás. Aumentar tu cuidado personal. Seguir una alimentación sana. La práctica de ejercicio regular y meditación.
Ejercicios de respiración.
Opción 1:
Cierra tu boca e inhala el aire a través de la nariz. Cuenta hasta cuatro.
Aguanta la respiración durante siete segundos.
Espira completamente el aire de tus pulmones durante ocho segundos.
Es importante realizar un sonido/soplido que puedas oír.
Opción 2.
Realiza una inhalación larga y lenta, expandiendo el diafragma, a continuación exhala de forma rápida contrayendo el diafragma. Todo por la nariz. Inhala lento y profundo y exhala rápido y fuerte. Repetir unas 10 veces.
Busca tiempo para disfrutar y reir, entre otros más.
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