Las circunstancias no las podemos cambiar, pero nuestra actitud hacia ellas si.
No es fácil ir sorteando todos los inconvenientes que la vida te presenta, pero si a todo ello le sumamos actitudes inapropiadas, las cosas se ponen peor.
La vida agitada, las constantes presiones, el estrés acumulado, las crisis económicas globalizadas, el desmedro de los valores y los tóxicos internos y externos, estan cambiando cada vez más el interrelacionamiento personal.
Cada vez más está latente la agresividad, las extorciones emocionales, las culpas impuestas con mucho dolor, y una sumatoria de cargos que llegan en una factura fraudulenta envuelta en veneno y en enfermizo amor.
Habrás experimentado la sensación de que si cedes, pierdes y si no cedes, sufres.
Es amargo el trance para cualquier persona consciente y merecedora de respeto y amor del bueno. Recuerda que esa factura la podrás seguir pagando hasta que se te termine el con qué pagarla, cada vez te pedirán mas y cada vez te sentirás menos.
Pero como todo encuentra un punto de nivelación, de equilibrio, de justicia moral, existe un modo de nivelar entre la pasividad y la agresividad. Ese punto medio se llama asertividad.
Aquel que se expresa de una forma inapropiada suele padecer de falta de confianza en si mismo y quien logra expresar adecuadamente los sentimientos y deseos requiere de una importante habilidad personal e interpersonal llamada asertividad, la que le permite expresar de una forma clara, abierta y razonable lo que piensa y siente sin rebajar a otros.
Pautas a tener en cuenta.
Cuando te enfrentes a una persona agresiva, no le mires a los ojos, no le contestes, procura alejarte sin entrar en el conflicto, pero si tienes que defender tus convicciones y derechos, no permitas que te impongan órdenes si va en contra de tus principios y tus deseos.
Comunica tu punto de vista con seguridad, no temas cuando hablas con la razón sin perder el respeto al otro, pero cuando sea necesario defender tu honor, no dudes en afirmarte e impedir que te ofendan.
La asertividad siempre es positiva, es parte del camino al éxito y debe formar parte de las estrategias de relacionamiento de cualquier índole.
Escucha cuando alguien te da un consejo que tiene valor agregado, acéptalo y agradécelo y se gentil cuando debas rechazar alguna oferta.
Siempre busca la superación pero sin pisar a nadie, y tampoco te asientes en la comodidad de una rutina.
No te conformes ni acostumbres a lo que no sirve, busca siempre alcanzar lo que te has propuesto y se siempre humilde cuando lo logres.
Se responsable de tus actos, y no culpes a nadie cuando te equivoques. Acéptalo y corrige durante la marcha.
Ama lo que haces. Comparte tus alegrías con otra persona de confianza y pide ayuda cuando la necesites.
Te recomiendo practicar los siguientes valores: cordura, sensatéz, cautela, moderación, juicio, circunspección, tacto, comedimiento, ponderación, reflexión, seriedad, madurez .
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