Hoy les voy a compartir un testimonio de una persona a quien ayudé a salir de su crisis y hoy día está muy bien. Lean a continuación:
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"Era de madrugada cuando me desperté de un profundo sueño. Me sentía desorientada y la cabeza me palpitaba. Intenté incorporarme, pero mi cuerpo se sentía pesado y mi cabeza parecía que iba a explotar.
Abrí lentamente los ojos y vi a mi psicóloga sentada en una silla a mi lado, mirándome con preocupación. No recordaba cómo había llegado hasta allí. Lo último que recordaba era a mi ex novio gritándome y llamándome puta.
Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas y empecé a sollozar. Mi psicóloga me pasó una caja de pañuelos y la cogí con gratitud, sonándome la nariz e intentando serenarme.
"¿Quieres hablar de lo que ha pasado?", me preguntó suavemente.
Sacudí la cabeza, sin confiar en mí misma para hablar. Asintió comprensivamente y cogió un cuaderno.
"A veces ayuda escribir nuestros pensamientos y sentimientos", dijo. "Puede ser una forma de procesar lo que estamos viviendo".
Tomé el cuaderno y el bolígrafo que me ofreció y empecé a escribir. Al principio, las palabras no salían, pero cuando empecé a escribir sobre mi relación con mi ex, las palabras fluyeron con facilidad. Escribí sobre los buenos y los malos momentos, sobre cómo me había quedado porque le quería y creía que él me quería. Escribí sobre cómo sus palabras y acciones habían erosionado poco a poco mi autoestima hasta que me sentí inútil e indigna de ser amada.
Mientras escribía, sentí que mis emociones empezaban a cambiar. El dolor y la herida seguían ahí, pero también sentía rabia y determinación. Me di cuenta de que merecía algo mejor que lo que mi ex me había dado. Merecía ser respetada y amada.
Miré a mi psicóloga y me sonrió con ánimo.
"Parece que estás empezando a ver las cosas con más claridad", dijo. "Ese es un buen primer paso".
Asentí con la cabeza y continué escribiendo. Escribí sobre mis planes para el futuro y cómo iba a empezar a cuidarme. Me comprometí a no dejar que nadie me tratara como lo había hecho mi ex.
Cuando terminé de escribir, sentí que me había quitado un peso de encima. Agradecí a mi psicóloga su ayuda y le prometí que volvería a asistir a más sesiones.
Al salir de su consulta, me sentí esperanzada por primera vez en mucho tiempo. Por fin estaba en el camino de la recuperación.
Hoy, me siento tan distinta a aquella mujer sombría, temblorosa y frágil que fui. Había olvidado lo preciosa que era por dentro y gracias a la Dra. Amor y VIda, literalmente volví a vivir. Gracias de corazón!
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