Eres parte del Universo, formas parte de un todo. Así como recibes bendiciones de él, entregas a través de tu energía vibratoria.
Toda la parte espiritual se mueve por sonidos imperceptibles y pequeños temblores, por ello es que el silencio tiene su sonido, y la quietud un detalladísimo movimiento.
A través del tiempo nos vamos transmutando muchas veces y viajamos a través de los diferentes niveles de consciencia. Desde el primer escenario de nuestra existencia, en donde somos criaturas primitivas y densas. Con cada grado de elevación de consciencia nos vamos convirtiendo en seres más livianos, más brillantes y más etéreos.
Para llegar a ese punto debemos atravezar una cadena de formaciones personales que implican variaciones espirituales, físicas y mentales.
Del caos del desconocimiento y oscuridad de la ignorancia, pasamos a adquirir a través del miedo, la consciencia plena de nuestras posibilidades de lograr la paz y armonía.
Como seres pertenecientes a la dualidad universal, debemos encontrar el punto de equilibrio, en el cual el bien y el mal se posicionan en un punto armónico que los convierte en neutros.
Ese punto de encuentro sin variación, es el punto máximo de superación.
Crea dentro de tu espíritu un lugar en donde te encuentres en calma, en paz con el sonido del silencio y el movimiento suave de la quietud del alma.
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