El sol se desliza por el horizonte, dejando un rastro de luz dorada.
Las nubes se desvanecen lentamente, como si fueran de algodón de azúcar. El mar se extiende hasta donde alcanza la vista, con olas que se estrellan contra la costa.
La brisa salada acaricia mi rostro, mientras las gaviotas graznan en el aire. El bosque es un manto de hojas verdes, con árboles que se alzan hacia el cielo.
Los rayos del sol se filtran a través de las ramas, creando un mosaico de luz y sombra. La noche cae como una cortina oscura, y las estrellas brillan en el firmamento.
La luna llena ilumina el paisaje nocturno, y los grillos cantan su canción de cuna.
La lluvia cae suavemente sobre el suelo, creando un ritmo constante y relajante.
Las gotas de agua se deslizan por las hojas, como lágrimas de alegría en una cara sonriente. El viento sopla con fuerza, agitando los árboles, llevando consigo el aroma de la tierra mojada.
Las nubes grises cubren el cielo, como una manta suave y acogedora. Los pájaros se refugian en sus nidos, mientras la lluvia sigue cayendo sin cesar.
El mundo parece estar en calma, y todo lo que queda es la paz y la tranquilidad.
Dra. Amor y Vida