Muchas veces nos sentimos frustrados, desanimados o insatisfechos con nuestra vida. Pensamos que las cosas no nos salen bien porque dependemos de las circunstancias externas, como el trabajo, la familia, el dinero, la salud, etc. Creemos que si esas cosas cambiaran, nuestra vida mejoraría.
Sin embargo, esa forma de pensar es un error. La verdad es que nuestra forma de pensar (nuestras creencias) es la que determina nuestra realidad.
Lo que pensamos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo influye en cómo nos sentimos, cómo actuamos y cómo atraemos lo que nos pasa.
Si tenemos creencias limitantes, negativas o irracionales, nos estamos saboteando a nosotros mismos. Por ejemplo, si pensamos que no somos capaces, que no merecemos, que no tenemos suerte, que todo es difícil, que nadie nos quiere, etc., estamos creando una realidad que confirma esas creencias. Así, nos quedamos estancados en un círculo vicioso de insatisfacción y sufrimiento.
Por el contrario, si tenemos creencias potenciadoras, positivas o racionales, nos estamos ayudando a nosotros mismos. Por ejemplo, si pensamos que somos capaces, que merecemos, que tenemos oportunidades, que todo es posible, que somos amados, etc., estamos creando una realidad que refleja esas creencias. Así, nos movemos en un círculo virtuoso de satisfacción y felicidad.
Entonces, ¿cómo podemos cambiar nuestra forma de pensar para cambiar nuestra vida?
Aquí hay algunos pasos que podemos seguir:
Identifica tus creencias actuales. Para ello, puedes hacerte preguntas como:
¿Qué pienso sobre mí mismo?
¿Qué pienso sobre los demás?
¿Qué pienso sobre el mundo?
¿Qué pienso sobre lo que me pasa?
Sé honesto contigo mismo y escribe tus respuestas.
Analiza tus creencias. Una vez que tengas tus creencias escritas, pregúntate:
¿Son verdaderas?
¿Son útiles?
¿Me hacen sentir bien?
¿Me hacen actuar bien?
¿Me traen lo que quiero?
Si la respuesta es no, significa que son creencias limitantes, negativas o irracionales, y que debes cambiarlas.
Cambia tus creencias. Para cambiar tus creencias, puedes usar varias técnicas, como la reestructuración cognitiva, la afirmación positiva, la visualización, la meditación, etc. El objetivo es sustituir las creencias que te perjudican por las que te benefician. Por ejemplo, si crees que no eres capaz, puedes decirte a ti mismo: “Soy capaz de hacer lo que me proponga”. Repite esta frase a diario, imagínate haciéndolo y siente la emoción que te produce.
Actúa de acuerdo a tus nuevas creencias. El último paso es poner en práctica tus nuevas creencias. No basta con pensarlas, hay que vivirlas. Para ello, puedes establecer metas, planificar acciones, buscar recursos, enfrentar desafíos, celebrar logros, etc. Así, estarás alineando tu pensamiento, tu emoción y tu comportamiento, y verás cómo tu vida cambia para mejor.
Commentaires