Mi forma favorita de empezar el día es con una taza de té y un poco de respiración profunda. Apago todos mis dispositivos, me siento con un cuaderno y un bolígrafo y me relajo. Luego escribo todo lo que pasa por mi mente: por qué estoy agradecida, qué pensamientos me confunden o me causan ansiedad, cómo quiero pasar mi tiempo hoy y en el futuro.
Al centrarme en estas cosas en una sola sesión, me resulta más fácil mantenerme centrada a lo largo del día, y satisfacer realmente mis necesidades en lugar de sólo desearlas.
Primer paso: saber lo que se tiene.
Conocer tus puntos fuertes y débiles
Saber lo que puedes ofrecer
Saber lo que eres capaz de hacer.
Saber lo que no eres capaz de hacer.
Conocer tus límites y fronteras.
Paso dos: saber lo que se quiere.
Entiende lo que quieres.
Sepa que puedes cambiar con el tiempo y sé flexible.
Sé realista sobre lo que puedes conseguir.
Sé ambicioso, pero no irreal.
Paso tres: conviértelo en una misión.
Ya tienes tu objetivo y ahora tienes una misión. Ahora necesitas algo por lo que trabajar.
Aquí es donde entra la idea de los objetivos tangibles. Un objetivo tangible es algo que se puede medir o ver (como perder peso), mientras que un objetivo intangible es algo que no se puede ver o medir (como ser más amable). Cuanto más tangible sea tu objetivo, más fácil te resultará medir lo cerca que estás de él.
Por ejemplo: "Quiero perder 10 kilos" frente a "Quiero correr tres millas cada día durante tres meses". ¿Ves cómo la segunda es mucho más medible? Saber exactamente el número de kilómetros que quería hacer cada día me proporcionó una línea de salida y de llegada clara para mi viaje de acondicionamiento físico, así como muchas oportunidades para celebrar a lo largo del camino cuando alcanzaba ciertos hitos en esos tres meses, como correr el doble de kilómetros una semana que otra.
Cuarto paso: planificar cómo llegar hasta allí.
Una vez que hayas identificado tus objetivos y necesidades, es hora de planificar cómo vas a conseguirlos.
Por ejemplo, si quieres estar menos preocupado por el dinero y empezar a ahorrar más, escribe primero qué es lo que te impulsa a conseguir este objetivo: ¿quizás sea porque tu familia ha tenido problemas económicos en el pasado y esto te hace sentir menos seguro que otros? ¿Quizá porque tener algunos ahorros te permitirá ir de vacaciones algún día o incluso comprar un coche nuevo?
Sea cual sea el motivo por el que ahorrar dinero es tan importante para ti en este momento, una vez que esa parte de la ecuación esté clara (y especialmente si tiene un componente emocional), resulta mucho más fácil averiguar de dónde deben proceder exactamente esos ahorros. Y entonces, una vez que sepamos de dónde vendrá nuestro dinero extra -como los trabajos secundarios o un presupuesto más agresivo- podemos empezar a ver cuánto necesitaremos cada mes para que nuestro plan funcione, ¡y ya está! Ya tenemos la mitad del camino hecho.
Quinto paso: centrarse en el momento presente.
El quinto paso es centrarse en el momento presente.
Esto significa que no debes preocuparte por el pasado o el futuro, sino ser consciente de lo que está ocurriendo ahora mismo.
No debes preocuparte por lo que los demás piensen de ti. Los pensamientos de tu cabeza son tuyos, y nadie más puede controlarlos por ti.
Mucha gente pasa tanto tiempo preocupada por lo que hará con su vida y por cómo viven los demás la suya, que se olvida de que no hay mejor momento que el actual: mientras estemos vivos, siempre tenemos la opción de hacernos felices.
Vive una vida centrada, no ocupada.
Es fácil dejarse llevar por el ajetreo de la vida y olvidarse de vivir los momentos. Pero cuando lo haces, empiezas a sentir que no hay tiempo para nada importante.
Estar presente en el momento. En lugar de dejarte llevar por todas las cosas que tienes que hacer y las responsabilidades que hay que atender, elige en su lugar estar plenamente comprometido con lo que sea que estés haciendo en ese momento.
Incorpora la atención plena a tu vida, y luego presta atención. Cuando tu mente empiece a divagar, vuelve a ella suavemente y fíjate en lo que estaba ocurriendo antes de que siguiera su propio camino (por ejemplo, "¿me sentía cansado?" o "¿había un sonido fuera?"). Después, vuelve a traerla de vuelta si es necesario; ¡no se consigue nada si no nos mantenemos concentrados!
Conclusión
Recuerda: tú no eres tu trabajo, no eres tu familia y no eres tus amigos. Eres un ser humano con necesidades y deseos, ¡muchos! No dejes que nadie te diga lo contrario. Si atendemos a nuestras necesidades en lugar de a nuestros deseos, podemos vivir más felices y sentirnos más satisfechos en nuestro día a día.
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