Digamos que esa clase de comparación es una muletilla que nos han inculcado desde pequeños para conformarnos: Habrás escuchado esto:
De qué te quejas? Mira a aquel que le faltan sus dos piernas, o a aquel que no puede ver! Entonces automáticamente piensas:" tienes razón ", y sientes un fugaz y no muy convincente alivio….pero si sigues analizando eso da un giro al revés, y terminas pensando: porqué yo que estoy entero no puedo lograr lo que quiero, será que soy muy inferior a esa persona? Hasta podrías terminar envidiando las carencias ajenas por la vergüenza que sientes de ti. Qué hay de bueno en eso?
Lastimosamente la comparación la comienzas a experimentar desde muy pequeño y se impone de tanto escucharla o vivirla en boca de tus familiares más próximos. Crees que es algo humanamente natural, pero es un vicio cultural y social.
El bulling existe dentro del seno familiar, la burla, el sarcasmo, la prepotencia….
No existe una manera saludable de compararse, por ello es mejor no hacerlo, salvo si es para sentir admiración por alguien y motivarse a seguir su ejemplo.
Una de las primeras reglas para aumentar tu autoestima es no estar pendiente de lo que los demás hacen.
Hay adolescentes muy capaces que en el colegio miran con el rabillo del ojo lo que los demás escriben y si ven un número diferente en los resultados matemáticos de su compañero de banco, dudan inmediatamente cambiando su propio resultado llevándose un rotundo golpe moral al descubrir que el único resultado correcto era el suyo, y se ha convertido en un deficiente por dudar de sí mismo.
Con la única persona que es saludable compararse es con uno mismo: cómo eres hoy con respecto a unos años antes? Cómo te perfilas para ser dentro de unos años por delante?
Recuerda una situación en que te fue muy bien, en la que te destacaste y te sentiste satisfecho con tu persona. Revive tus logros y planea nuevos. Focalízate en superarte y avanzarás mucho más rápido si no desvías tu atención.
Nadie será como tú, eres un ser único, deja tu propia huella.
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