Si, sin duda que cada vez se van perdiendo más habilidades de razonamiento, memoria, atención, habilidades de trato social, autocuidado.
Al igual que sucedió con las calculadoras, que hizo que las personas dejaran de hacer cálculos en su mente o al menos en un papel, y por lo tanto olvidarse de las tablas, perdiendo su habilidad normal de solucionar un problema matemático.
El internet y peor aún los teléfonos inteligentes, han nublado la capacidad de respuesta de las personas. Si bien debió usarse como una herramienta para algunas cosas, como la organización y gerencia de empresas o como un medio de acercar productos a un territorio lejano, se masificó para todas las áreas entrando directamente al habitat del individuo.
Hoy, ya no se recurre a un libro, ni a un diccionario, ni se hace una vida social natural y activa.
Las redes sociales han hipnotizado al mundo y ha hecho que el ser humano se desensibilice, pierda su conexión con sus orígenes y costumbres y adopte una personalidad inducida por los medios.
Si bien las personas se han vuelto más sedentarias y también más irresponsables, ya que no cumplen cabalmente con sus obligaciones en tiempo y forma, su nivel de ansiedad ha aumentado, por una constante necesidad de aprobación.
Antes se sentía esa ansiedad en hechos puntuales, por relaciones cercanas, gente a la que podías tocar, ver, enfrentar, hoy en día esas relaciones virtuales se han multiplicado por mil y con ellas todo el abanico de emociones propios de la ansiedad, la imperiosa necesidad de ser aceptado, la dependencia y el miedo a ser descubierto.
Toda esa carga de información junto al estrés emocional constante, ha disminuído la capacidad atencional, los niveles de productividad, los niveles de toma de decisiones, la seguridad en si mismos, y ha afectado directamente los valores humanos, sin los cuales la paz y la armonía se hace muy difícil de alcanzar, por no decir imposible.
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